por Enrico Vicentini, CEO de Pacífico Research para Diario Financiero
El 4 de diciembre de 2019, unos días después del estallido social se llevó a cabo un conversatorio en el teatro Nescafé de las Artes, organizado por la Universidad de Chile y por la a organización Cultura Violeta, donde participaban Gastón Soublette y Humberto Maturana, uno de los científicos más renombrados de nuestro país. Luego de las presentaciones de los panelistas, el profesor Maturana opinó que la principal pregunta que todos debíamos hacernos era simplemente ¿qué queremos conservar? Pienso que hoy hay consenso, al menos en el mundo técnico, de que una de las cosas que queremos conservar de cara a una nueva Constitución es un banco central independiente. Sin embargo, el Banco Central de Chile puede estar pronto a sufrir el embate del populismo, tras la decisión histórica de subir la tasa de política monetaria en 75 puntos base en la reunión del 31 de agosto.
El instituto emisor ha sido clave para el control de la inflación, la estabilidad del mercado financiero y la integración financiera con el resto del mundo. El Banco Central ha jugado un rol fundamental en las últimas crisis globales, cumpliendo a cabalidad su mandato. En 2009, José de Gregorio recibió el reconocimiento al mejor banquero central de Latinoamérica por la revista británica The Banker, por su liderazgo dentro del banco durante la crisis subprime. En lo más reciente, el banco fue destacado por GlobalMarkets por su efectividad en el manejo de la crisis social y su respuesta a la crisis generada por el COVID 19. Adicionalmente, los informes económicos que elabora son los más profundos y completos con que contamos en el país.
En un contexto donde se diseña la base de la nueva institucionalidad chilena ya se escuchan voces que dudan del mandato del Banco, pero pareciera haber consenso en cuanto a preservar la autonomía de la institución. Sin embargo, son varios los constituyentes que han esgrimido argumentos para revisar la forma, el alcance y la protección con la que esta autonomía se plasmará en la Carta Fundamental. Es de esperar que la decisión de la última reunión no sea asidero para cuestionamientos a su independencia.
Si bien la inédita decisión en 20 años nos sorprendió (Pacifico Research esperaba un alza de 50 puntos base), compartimos el actuar y la fuerza de la medida. La extensión del IFE, el incremento del consumo generado por los retiros de los fondos previsionales, las sorpresas inflacionarias no sólo en Chile sino en el mundo, el accionar de otros bancos centrales de mercados emergentes, las restricciones de demanda y el repunte del mercado laboral, sólo por mencionar algunos, son todas variables que podrían afectar las expectativas. Es más, tanto los precios de mercado como la encuesta de operadores financieros ubican la inflación cerca de 3.5% en los próximos meses. Veremos que dicen los políticos.
Es una suerte de realismo mágico lo que hoy pasa en Chile, propio de economías latinoamericanas. Es preocupante que, tal como se han mermado los ahorros previsionales, partiendo por un primer 10% supuestamente transitorio, se socave la credibilidad del Banco Central. Por distintas razones, Carabineros, los partidos políticos, la Contraloría o el Tribunal Constitucional han ido perdiendo su estatus de instituciones fuertes. El incremento de tasas de ayer es precisamente lo contrario, es el accionar responsable de una de las pocas instituciones que sigue gozando de credibilidad. Como nos planteó el gran Humberto Maturana, el Banco Central de Chile es parte de lo que queremos conservar.